El futuro que vamos a construir por Cristóbal Pérez-Jerez

Como una ola de destrucción y esperanzas, la pandemia del coronavirus, le muestra a la humanidad sus graves tareas para reconstruir un mundo mejor o ingresar al purgatorio. La humanidad enfrenta una dura realidad, el aumento poblacional humano ya superó las condiciones de vida tranquila y estable que es posible mantener por este planeta. Cuando se inició nuestra era, que algunos sitúan con el nacimiento de Cristo éramos apenas 200 millones de humanos. Esa condición permitía vivir y existir en condiciones de felicidad, y tranquilidad a un buen número de otras especies.

Hoy, la pregunta esencial es ¿aprenderá el humano, que la pandemia es el resultado del exceso de seres humanos y la destrucción masiva de los recursos del planeta?, ¿podrá es ser humano, pasada la pandemia, construir una nueva sociedad respetuosa de la vida natural y convivir en igual de derechos con el resto de seres vivos?, o solamente vamos a salir de la crisis para preparar nuevas fuerzas destructivas que hundan a la Tierra en la ignominia, la cobardía y la destrucción.

Varios autores tratan de responder estas preguntas, no sabemos sí los seres conscientes son solamente una minoría insignificante, o sí el ser humano será capaz de construir un mundo nuevo, en donde progrese el bienestar de todos los seres vivos del planeta, animales y plantas.

Una destacada investigadora, Christiana Figueres, en su libro The future we choose, surviving the climate crisis, hace un ferviente llamado a ponernos de acuerdo para reconstruir el mundo en la unidad consciente de la igualdad sociedad-naturaleza, y la gran responsabilidad del ser consciente de construir relaciones sociales y naturales respetuosas de las condiciones naturales del planeta. El afamado Yuval Harari, autor de los impactantes Homo-sapiens & Homo-deus, considera que es uno de los libros más inspiradores que ha leído. Ya que «Analiza detenidamente las aterradoras realidades del cambio climático, pero concluye que la humanidad aún puede enfrentar esta amenaza.” Especialmente porque nos “presenta el desafío existencial del cambio climático como una oportunidad única para construir un mundo más justo y hacernos mejores personas.”

El insigne Peter Singer, en Liberación animal. Afirma que “…todos los animales somos iguales”, señalando que “…el principio ético que fundamenta la igualdad entre los humanos exige que también extendamos la igualdad a los animales.” Parecen sueños, y a los pensadores más conservadores les parece que no se puede romper con la religión del humanismo, que destaca que lo primero son los derechos de los humanos. Bueno, este implacable Covid-19, nos da la señal muy clara, o los humanos aprendemos a respetar el resto de la creación, o seremos los seres señados por el destino para destruir el paraíso que era este mundo.

Los presentadores del hermoso mensaje dicen: “Peter Singer, ha sido uno de los primeros filósofos contemporáneos en argumentar de forma sistemática que aquellos que se oponen al sufrimiento humano deben oponerse igualmente a que se les inflija sufrimiento a los animales.” La “…Liberación animal constituye, en el fondo, el intento de poner en marcha una cruzada contra la crueldad y el dolor injustificados; una cruzada al final de la cual habrá cambiado nuestro modo de contemplar a los animales y, con ello, el modo de contemplarnos a nosotros mismos.”

No sabemos cuál será el final de la pandemia del coronavirus. No sabemos quiénes y cuántos humanos van a sobrevivir. No sabemos cuándo será el final de la pandemia. Lo que sí sabemos es que nada será igual a diciembre de 2019. Los humanos tendrán que reconstruir el mundo con otros valores y otro entusiasmo. Aprenderán a compartir el mundo con el resto de seres vivos.

Quienes encabecen la reconstrucción de las relaciones sociales (producir, intercambiar y consumir), sabrán que un mundo sostenible y feliz será aquel en que esas relaciones estén basadas en el respeto al ser natural, al resto de especies. Los líderes tendrán que luchar por alcanzar los objetivos e intereses de todos los seres de la naturaleza, que son la base del hermoso planeta en que vivimos. Al reconstruir las relaciones sociales y naturales se tiene que defender el porvenir de la vida en la Tierra.

La juventud, quien será la base que sobreviva tiene apoyar la supervivencia del humano en la tierra, pero sin descansar por señalar los mismos derechos a los animales y plantas. Seguramente, el mundo se reconstruirá siguiendo una de dos visiones. Continuar la senda de productividad destructora de las condiciones de vida; o construir un mundo ideal, sostenible, de respeto por la vida del resto de seres del universo.

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Ignacio EspañaComentario