De regreso a casa por Luis Javier Crisóstomo

“Quédate en casa”, tiene sentido cuando se aprecia la vida familiar y de la comunidad. Todos deseamos vivir. Bienvenidos todos. Muchos emigraron hace años, otros iban en camino y lograron llegar, pero fueron encarcelados. Ahora vienen de regreso a casa.  Bienvenidos a Guatemala y a sus comunidades de origen. Nos permiten cargar un poco el peso de su sufrimiento, la vida que gastaron en el sudor por caminar en el desierto, el exceso de hambre y sed y el vivir a escondidas en tierras ajenas. Se dedicaron a trabajos duros y aun así los persiguieron y los encarcelaron. Imaginamos la ansiedad, el miedo y el estrés que ustedes vivieron lejos de Guatemala. Ustedes derramaron muchas lágrimas allá, aquí también se ha llorado por ustedes. Ahora, hay alegría porque han regresado a la tierra donde nacieron.

La situación que dejaron hace años, sigue igual: los niños están desnutridos, la pobreza azota a muchas familias, el calor sigue en aumento, la contaminación sin control, los ríos se están secando y no existen servicios de salud en la localidad. Aun así, estamos contentos porque ustedes han regresado a su querida tierra natal.

Bienvenida hermana y bienvenido hermano. Aquí en Guatemala, nada ha cambiado. Sigue la corrupción, el Estado al servicio de los que tienen riqueza, muchos diputados son corruptos y las ayudas que anuncian por radio y televisión para apoyar a los más pobres no llegan todavía o nunca llegarán. La lucha contra el Coronavirus, encuentra a los servicios de salud pública con serios problemas, poco personal médico  y escasas instalaciones en las ciudades y cabeceras municipales.  En las aldeas, no hay doctor, ni enfermeras ni medicinas. El Estado tampoco tiene proyectos o programas de apoyo al desarrollo de las familias de los emigrantes para el buen uso de las remesas. Eso sí, politiqueros, aprovechados y ricos pegan el grito al cielo cuando disminuye la cantidad de remesas. Ustedes los emigrantes aportan mucho dinero al Estado, pero hay quienes tienen demasiado y se resisten a tributar.

Sean bienvenidos de regreso a estas tierras. La aldea, el caserío, sus habitantes, los pocos árboles que quedan, la sonrisa de las niñas y de los niños, la memoria de los ancianos, les aprecian y están contentos por el regreso. El perro de la casa, está muy viejo, pero aún les reconoce y mueve la cola de alegría. Las plantas del lugar están verdes porque vivimos momentos de alegría. Queremos vivir, queremos cantar y bailar, porque ahora todos lucharemos por la sobrevivencia. Nuestra riqueza es la pasión y motivación por la vida, por el servicio y por la vida de la comunidad. Tenemos que devolver el sentido y espíritu al tiempo para reflexionar y retomar los medios de vida con que contamos para tener comida, alegría y salud.

Bienvenidos de regreso a casa.  Hagamos que los pueblos sean comunidades de bienestar. Con nuestro trabajo y nuestras esperanzas construyamos las condiciones que deseamos.  Poco a poco, con más educación, con muy buena salud y con muchos años de educación y formación política presentaremos en el futuro nuestras demandas para instaurar la justicia, la democracia intercultural, la representatividad de los pueblos originarios en el Congreso, refundaremos el Estado y lucharemos porque la política se ocupe del bien común y destierre la violencia, la persecución y la represión. Bienvenidos de regreso a estas tierras, a consolidar el modelo de desarrollo integrado que aprendimos de nuestros ancestros porque estamos reafirmando que con esta forma de vida tenemos posibilidades de sobrevivir a cualquier acontecimiento.

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Ignacio EspañaComentario