Ver para creer por Julio Hernández Estrada

Como dijo Santo Tomás; ¡Hasta no ver, no creer! No es que la gente sea incrédula, sino que la han timado mucho, como aquel dicho viejo; ¡Le dieron gato por liebre! La picardía esta inmersa en el ser humano, de manera natural. En la ciudad de Guatemala, en Cuilapa, y quizás muchos lugares en el país, se vende leche de cabra. Para ello, llevan físicamente a la cabra, y delante del comprador, la ordeñan. Cada quién, con “sus propios ojos” ve salir la leche de las ubres de la cabra. Más fácil, sería ordeñar las cabras, todas, y pasteurizar la leche, enfriarla, envasarla y venderla. Pero no Señor, la vida real no es así. Hay que saber desconfiar. Duda y acertarás. Cuando era niño, estaba en la escuela primaria, mi abuela vivía en una colonia popular de la Ciudad de México, recuerdo que un señor pasaba con una burra, vendía su leche, la gente salía a buscar y esperaba al señor y su burra. De igual manera, la desconfianza es la misma. Hay que llevar al animal, ordeñarlo frente a los consumidores, para que crean que es leche de burra, de cabra o de oveja. ¿Por qué no pasa lo mismo con la leche de vaca? Nadie duda de la autenticidad de la leche de vaca. Sin embargo, a veces, esta alterada, bautizada con agua, tiene mezclas de grasas vegetales, saborizantes, edulcorantes, etc. Nadie duda, todos pagan sin ver. 

En el fabuloso mundo de los mamíferos, los tipos de leches, son diversos. Las concentraciones de grasa, contenidos de agua, vitaminas y minerales, son diferentes. La Organización Mundial de la Salud, OMS, vocifera que nosotros los humanos, estamos diseñados para tomar, exclusivamente, leche materna. ¿De nuestra madre nada más? Eso sería lo lógico. ¿Por qué no se vende leche materna? Intentaron, recientemente en Inglaterra, vender leche materna, helados, cremas y yogures. Algo paso, y el ministerio de salud, prohibió su venta.  Quizás más, por lo pecaminoso, en un pueblo o país sajón, evangélico, donde actos como este, son lujuriosos. Algunos especialistas indican, que la leche de cabra es la más compatible con los humanos, además tienen propiedades que no tiene la leche de vaca. Es más digestible a los humanos la leche de cabra. Los mejores quesos del mundo, están elaborados con leche de cabra, seguidamente, con mezclas de leches de cabra y oveja. Incluso, los quesos de leche de búfala, son mejor aceptados que los de vacas bobinas. ¿Por qué la gente, no pide ver a la búfala, antes de comprar sus quesos? Quizás por el tamaño del animal y la complicación de llevar un hato por una ciudad, el tráfico, dar de comer, limpiar excrementos, etc. Todo se complicaría. Dentro de los mitos y tabúes de las leches, en algunos lugares se dice que la leche de burra, enloquece a los tomadores de la misma. Igual pasa con la leche de marrana. Quizás, los vecinos, ven “con malos ojos” a saciar el hambre en las aldeas, con leche de marrana, lo ven como algo pecaminoso. Se asocia a los marranos con el mal, con el diablo, como en la película “En nombre de la Rosa”, la Santa Inquisición condenaba esas asociaciones, pero no lo hacia con el hambre y la pobreza. ¿Y la leche de equinos? No se tiene costumbre. En algunas partes de Europa, como Bélgica y Francia, se come la carne. En Mongolia, es común tomar leche y yogur de yegua. Es la bebida nacional en esas inmensas estepas frías y llenas de pastos. De allí, partió Gengis Khan, a atemorizar Europa y gobernar China, con una larga dinastía.

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