Olmedo España - De la Política a la Antipolítica

Siendo que la política  hoy día es percibida como aquello que se funda en la falsedad, la mentira, el engaño, la manipulación en función de intereses individuales o de grupo,  surge el discurso  de la antipolítica como su aparente contrario.

Los ejemplos abundan en  el mundo, y se nos ha olvidado por inducción mediática, que la política tiene un sentido de comunidad. De valores que regulan las relaciones individuales y las  de poder, en tanto éste se funda en los principios de justicia democrática en defensa del “bien común”.

Ciertamente la desconfianza que ha generado una forma determinada de hacer política, debilita la participación ciudadana. O sea, aquella que ha caído en un total desprestigio a causa del papel irresponsable de  los demagogos y los gobernantes. Y esta forma del quehacer político, se sobredimensiona ahora, con el agregado del fantasma de la corrupción. Lo que da pie para recomponer el discurso de la antipolítica, como otro camino de falsas apariencias de ascenso y ejercicio del poder bajo otros preceptos.

Este nuevo discurso que se parapeta engañosamente de hacer las cosas de manera diferente, es la respuesta que dan los nuevos políticos a una ciudadanía descontenta con el quehacer de la “vieja política”.

Percibimos fastidio, desgano,  desinterés  ciudadano respecto a la política que ha sido objeto de  desprestigio por el abuso de   los gobernantes. Lo interesante es que hoy asistimos a un nuevo fenómeno en torno al mismo concepto de política. Probablemente lo que estaba conceptualizado como aquella acción  relevante que contribuye como  vehículo de las relaciones sociales, o que la justicia prevenga los abusos del poder de unos contra otros o bien que la política y la democracia sean entendidas como principios axiológicos regulativos de la comunidad, se van diluyendo frente a su antípoda como  es la antipolítica.

El prestigio de la antipolítica saca del ring a la política y nuevas formas de ascenso  del poder están  a las puertas de nuestros países. No pretendo ser adivino para leer en la bola de cristal lo que en el futuro sucederá a partir de este nuevo discurso, que  aún no alcanza coherencia lógica, pero emociona, entusiasma y genera ilusiones. Es un discurso que señala  errores de aquella forma de hacer política y presenta algunas ideas fantasmagóricas de lo que aspiran realizar. Pero la formalización en acto de lo que es el ejercicio del poder, es algo diferente. Sin olvidar por supuesto, los profundos problemas que hoy vivimos en el mundo.

Cosas veredes amigo Sancho, decía Don Quijote. Por ello, esta  realidad   viabiliza  la cultura digital, en la que cualquier  individuo afirma categóricamente su opinión como si fuese un gran teórico acerca de lo más complejo de la vida política con cuatro palabras, las que circulan por redes y posiciona  de manera natural, la antipolítica como  nuevo discurso de la política.   

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