Revisando el contenido de la escuela - Luis Javier Crisóstomo

Muchos guatemaltecos conocen que la escuela y los contenidos que desarrolla demuestran que ella es un medio eficaz de formación política que sabe mantener las condiciones sociopolíticas y económicas en beneficio de unas pocas personas que por generaciones han venido controlando a su antojo los hilos del poder. Por lo mismo, hay esfuerzos de mantener la formación docente sin fomento del análisis, de la crítica y de la oportunidad de hacer propuestas para que cambien las circunstancias de injusticia y prácticas antidemocráticas que hay en el país.

Para que funcionen las escuelas, cuentan con un gran equipo integrado por docentes, directores, docentes, supervisores y el personal administrativo que hay en cada departamento.  Son puntos débiles la falta de cobertura, el usar currículum con enfoque universal que no reconoce la presencia de los pueblos indígenas, ni hace uso de los elementos culturales en el currículum escolar.  Es personal suficiente con dinero público, que no siempre cumple con las obligaciones que tiene.  Gozan de muchos días de asueto, no hacen docencia en los meses de enero, noviembre y diciembre, tienen una semana santa que no tiene relación con la docencia por ser del mundo cristiano y se toman tres días en cualquier feria titular. Estos días son solo ejemplos.

La escuela, tanto pública con privada, decide el perfil del ciudadano guatemalteco que en un buen porcentaje apenas lee y escribe, sumido en el empobrecimiento por siglos, sin acceso a la información de interés al ciudadano, dócil personalidad para intercambiar su voto por una golosina, acostumbrado a vivir marginado por las autoridades municipales, departamentales y nacionales del país. El perfil de sumisión de la ciudadanía debe ser revisado y mejorado en bien de toda Guatemala.

Tenemos una escuela que no cuestiona ni estudia a la clase dominante por lo que mantiene a los pueblos con conocimientos superficiales en historia, la sustentación del control del poder, sus efectos en las condiciones de vida de los guatemaltecos y cuáles deberían ser las alternativas para construir el país justo y democrático que todos deseamos con el apoyo de la escuela y su contenido en todos los niveles.  En tanto, los docentes que vienen de familias pobres de la ciudad y del campo, terminan defendiendo y sirviendo a la clase dominante por su falta de interés de formación y autoformación acerca de temas políticos y económicos del país.  Si el magisterio asumiera una actitud de transformar la educación en todos los niveles como un mero aporte a cambiar Guatemala, estaríamos en el mediano y largo plazos frente a nuevas oportunidades y condiciones, especialmente para los pobres y excluidos.

También la escuela miente acerca de muchas realidades, por ejemplo habla de conquista en vez de invasión, los aportes y final de líderes de pueblos originarios al inicio de la invasión, la legislación anti pueblos originarios que abunda desde la colonia a la fecha, los intentos de terminar los idiomas de pueblos indígenas con programas educativos como la castellanización y que el enfoque monolingüe del currículum atenta contra la permanencia y conservación de los elementos culturales de los pueblos en mención. La escuela calla el tratamiento de los derechos personales y colectivos, el contenido de los libros de lectura reflejan discriminación y racismo y docentes pertenecientes a los pueblos originarios terminan difundiendo la cultura dominante.  Guatemala país multicultural necesita una escuela alegre, justa, democrática e intercultural cuya población goce vida plena.

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Ignacio EspañaComentario