Un ambicioso currículum ético obligatorio desde preprimaria hasta la universidad por José Manuel Prado Abularach

Terrorismo, destrucción, adicciones químicas y no químicas, asesinatos, corrupción, alta dirigencia política en la cárcel, exfuncionarios perseguidos por la justicia, etc. Todo lo anterior sucede en Guatemala, y lo más terrible, la indiferencia y escepticismo de muchas autoridades educativas para aceptar la necesidad que se tiene de incluir dentro de todos los planes de estudio, desde kínder hasta los postgrados universitarios, cursos de antropología, virtudes humanas, ética social, bioética, ética general, ética profesional y responsabilidad social empresarial.

Los padres de familia responsables hacen toda clase de esfuerzos para formar a sus hijos moralmente, partiendo de la religión que practiquen o bien si son ateos. Sin embargo, hay un principio de que “no puedes dar lo que no tienes”, o bien jóvenes que en su rebeldía y los vicios que adquieren fuera del hogar, tienen formación moral deficiente.

La importación de la ética en la educación radica, en la soledad en que se encuentran los jóvenes y estudiantes mayores, en un ambiente hostil a la moralidad, necesitan vacunarse con una educación formal de ética y valores, que los estudiantes sientan la importancia intrínseca para su personalidad, en las relaciones sociales, en el noviazgo, la familia y su futuro trabajo profesional.

Es loable el esfuerzo que hacen en educación moral transversal, la mayoría de los docentes en sus cursos, sin embargo es insuficiente. Es necesario tener una estructura humanista curricular obligatoria, en la que se enseñe una ética Aristotélica – Tomista, el mayor daño que sufre nuestra sociedad es producto del relativismo imperante, que es la cuna de la formación de ambientes corruptos o carentes de todo sentido moral. Hay valores éticos fundamentales, universales, que han permanecido y han sido aceptados durante siglos, a pesar de las diferentes religiones, ideologías y culturas.

FB_IMG_1569601952410.jpg