Mi paso por la USAC por Olmedo España
Para quienes nos internamos por los caminos de la Universidad de San Carlos de
Guatemala (USAC) compartiendo vivencias, estudio y sueños con muchas personas,
guardamos en la intimidad, múltiples recuerdos preciados de otros tiempos junto al
entusiasmo de trabajar día a día por una mejor Universidad, bajo el hilo profundo de
identidad cultural con esta noble casa de estudios.
Siendo estudiantes admiramos a grandes maestros que formaron en nuestras conciencias
un ideal ciudadano. Aprendimos a ser libres, a expresar y defender con vehemencia las
ideas y concepciones del mundo, así como a comprender lo que leíamos. Logramos hacer
nuestro esa hermosa vocación de la USAC de servir a los intereses de los sectores
desprotegidos de la sociedad guatemalteca.
Mi paso por la USAC, está marcado por aquellos jóvenes idealistas que con el corazón en
la mano y el entendimiento de la realidad, pusieron el pecho frente a los enemigos de la
inteligencia. Unos murieron, otros desaparecieron, otros se exilaron en países hermanos.
Los que no alcanzaron a salir, el terror los condujo a silenciar su propia voz para escaparse
de los violadores de los derechos humanos, de los conculcadores de la verdad, de
aquellos que con la fuerza del poder callan las voces de la libertad. Una aplanadora pasó
por nuestra Universidad arrasando inteligencias. Triste caminar que le ha costado a la
USAC, mucho esfuerzo académico para recuperase de esta tragedia dirigida hacia un
centro de alta cultura de la sociedad guatemalteca.
Mi paso por la USAC, está lleno ciertamente de tristezas y desalientos, pero también de
alegrías, emociones y de logros obtenidos. He visto la satisfacción de miles de jóvenes y
señoritas que ingresan con inmensas ilusiones de ser grandes por los conocimientos que
puedan adquirir. Es una población relativamente pobre a quienes apenas les alcanza para
el bus y un poco de comida. Pero el entusiasmo y la convicción, pueden más para lograr
que su voluntad los lleve a dar el gozo a sus padres y a la sociedad que sostiene con sus
impuestos esta noble institución.
Mi paso por la USAC, es también la admiración hacia cientos de docentes que día a día
están frente a sus alumnos compartiendo sus saberes, preocupados por el aprendizaje
con ellos en el aula y realizando estudios de postgrado para adquirir mejores
competencias para alcanzar sus propósitos educativos. El mejor estímulo de todo su
quehacer, es el logro de formar buenos profesionales con una conciencia cívica del deber
ciudadano.
Ahí están centralmente los investigadores, quienes con sistemático trabajo de hormiga día
a día hurgando entre archivos, libros, revistas, laboratorios, como los referentes del
entorno de sus pesquisas. Miles de limitaciones no detienen su trabajo ni los arrugan los
múltiples problemas a los cuales se enfrentan cotidianamente. Es un grito de alegría
cuando alcanzan resultados y la USAC, lo debe celebrar como un acto de heroísmo
intelectual en donde esta acción universitaria, hasta hoy es poco reconocida.
El brazo que conecta a la USAC con la sociedad, es la extensión. Todo su esfuerzo
educativo, artístico, deportivo se vuelca por diversos caminos haciendo presencia en la
vida social y cultural.
No podemos dejar de ver en la USAC, a los que hacen posible que esta camine
ordenadamente. Sus trabajadores administrativos, el jardinero que riega las flores, los que
limpian salones de clase y los gestores que la dirigen vuelcan lo mejor de sí para que la
Universidad sea un espacio humano en la que florezca el conocimiento al servicio de la
juventud y la sociedad.
La USAC, es un inmenso mundo de múltiples facetas y diversas formas de hacer para que
el hecho educativo se haga realidad. Caminar por sus senderos del tiempo, es la oportuna
posibilidad de pensar y repensar lo que nos corresponde esperar y construir. Es siempre
caminar, porque las estaciones solamente son para tomar aire y seguir el paso inacabado
de una formación permanente que es el verdadero sentido de su misión universitaria.