Los caudillos políticos dividieron más a un país dividido por Cesar Sagastume

Lo más sacrílego, es que han dividido familias que han estado fracturadas, dividiendo

sociedades comunitarias en grupúsculos que rompen la unidad y solidaridad

ancestral; la tarea es lograr la unidad nuevamente.

La división de ricos y pobres; rurales y urbanos: veinticuatro pueblos dentro de un mismo

territorio con diferentes idiomas y una intervención externa que promueve la división para

sustraer beneficios de un país que se debate entre las fracturas sociales que no permite

lograr la unidad nacional para trabajar en beneficio de todos y salir de la pobreza,

desnutrición, violencia, ignorancia, corrupción y la aberrante intervención de los disóciales

que promueven la desintegración social, sumando la divisiones a causa de las tendencias

políticos que fortalecen el divisionismo, constituyendo el mal que nos aqueja como

fenómenos apocalípticos que rompe la unidad social que se necesita para hacer una nación

grande.

Después de celebrar este evento electoral que es obligatorio para fortalecer la democracia,

nos encontramos en un momento crítico que nos invita a reflexionar sobre las secuelas que

deja, en donde el tsunami de organizaciones políticas, dirigidos por caudillos que paran

involucrando a familias, grupos sociales y comunidades que tienen como denominador

común, la división de los mismos, quebrantando la unidad y la solidaridad que por cultura

ancestral se fomenta para enfrentar los embates de la pobreza, la discriminación de los

pueblos que contrapone a los intereses caudillistas que disfrutan compartiendo el poder

durante cuatro años, para tramar las telarañas de la corrupción y la explotación que

menguan el bienestar de todos los guatemaltecos.

Surge la interrogante, ¿A quién le corresponde trabajar para reconstruir ese rompimiento de

la unidad nacional, ¡Quien de los caudillos toma la estafeta para salir a la defensa de los

intereses de la población, si los dirigentes políticos en las altas esferas disfrutan este juego

en suntuosos hoteles, negociando las nuevas estrategias para gozar de los beneficios para

seguir trabajando por sus propios beneficios.

Los que aspiramos ser educadores, seguimos comprendiendo que la concienciación cívica,

la preparación académica, la abolición del analfabetismo, la reflexión y la libertad de

pensar hará que la población alcance la madurez, para no causar estos desastres sociales

que trae como consecuencia el estancamiento del desarrollo que debe construirse con la

unión de todos y el trabajo tesonero que implique hacer una nación libre.

Los insultos, y las consecuencias de hacer que los grupos se vistan de colores diversos

verde, sin tener principios filosóficos, cívicos y de principios éticos se conviertan en

agrupaciones dirigidas por los caudillos, dueños de los partidos que cual si fueran

marionetas los manejan para convertirlos en títeres manejados para servirse del escenario

de la democracia que muchas veces la ponen de color gris, en donde no deja la

iluminación de un nuevo amanecer para que el sol ilumine el horizonte del bienestar del

soberano pueblo.

Doblada la página del evento electoral del 2019, el reto insoslayable es: “Consolidar

procesos exigentes a las agrupaciones que pretenden convertirse en organizaciones

políticas para que preparen las bases partidarias con ciudadanía de calidad donde exista

identidad con postulados, fundamentos filosóficos, morales, éticos y patrióticos para

trabajar por una verdadera democracia, que proponga verdaderos estadistas para que dirijan

al Estado. Y no se pretenda nombrar a los menos aptos para que ocupar espacios que

desafié a la academia, honorabilidad y conocimiento pleno para dirigir nación y no por el

simple hecho de otorgar el derecho de elegir y ser electos. Este es el momento de construir

los verdaderos principios de patriotismos, formación cívica y ciudadana.

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