¡VIVA EL DIA DEL TRABAJO! por César Sagastume

El estímulo magisterial y el compromiso para hacer el trabajo perfectible y cumplir la misión de educar


Se debe reconocer el trabajo que desempeña el maestro, que es considerado el eje principal del desarrollo, que tiene como misión, preparar el recurso humano de manera  integral, promoviendo el desarrollo del intelecto, haciéndolo conocedor de la ciencia y tecnología que le permita poner en práctica como servidor publica, comprometiéndose a hacerlo con exigencias de calidad total y excelencia para cumplir a cabalidad una ciudadanía con altos indicadores de transparencia, productividad y honestidad en la construcción de un país que va en la búsqueda de mejorar las condiciones de vida de todos; además desempeñarse  en concordancia con los mandatos legales y apegados a la práctica de los derechos humanos  y obligaciones para garantizar la convivencia en una democracia plena.

Si se considera que el trabajo del docente es estimular al dicente para adquirir aprendizajes para que investigue, descubra nuevos conocimientos por él mismo, compare conocimientos y comparta sus ideas con libertad para crear nuevos aprendizajes que le sirvan para responder a las exigencias de sus semejantes, en el entorno ambiental y social en donde vive; entonces habrá congruencia de recibir y dar, para este caso, el Estado otorga  un reconocimiento por esa encomiable labor de educar, esperando que la respuesta del  maestro sea la entrega aprendizajes con calidad, vocación y compromiso ciudadano.


El MINEDUC con una evaluación de desempeño podrá verificar la eficiencia y eficacia en el ejercicio docente en el aula, y que la estructura sindical garantice que este ejercicio beneficia al Estado como tal y no se preste a satisfacer intereses personales, producto de componendas políticas para apartar del camino la fuerza civil que ha dejado de ejercer el magisterio nacional, que por décadas logró equilibrar los pesos y contrapesos entre las fuerzas cívicas y los poderosos, dictadores y déspotas sin dejar en el olvido el capítulo de las luchas que propició María Chichilla, que dignifico al magisterio Nacional y que ahora mediante un pacto colectivo lo han logrado, debe beneficiar a todos, exigiendo el equilibrio de las demandas justas de la clase trabajadora y el cumplimiento de sus funciones para satisfacer las necesidades del pueblo y estar satisfechos en la celebración del DÍA DEL TRABAJO.


Se debe retomar la función de ser moderador, coordinador, facilitador, mediador y participante, como un elemento fundamental del currículo que se preocupe por conocer los intereses del estudiante y sus necesidades, que interviene cuando se lo necesite, que estimula el proceso cognitivo provocando actitudes  de investigador, despertándole interés por descubrir sus talentos, comparar y compartir ideas y tener la capacidad de discernir cuando un conocimiento es verdadero y cuando puede adaptarse en su entorno para vivir mejor; entonces  diremos que estamos trabajando por la calidad educativa.

En los momentos actuales no podemos apartarnos de la pedagogía de la liberación que se puso en práctica como un proceso de renovación de la condición social del individuo, considerándolo  como un ser pensante, crítico y libre para reflexionar ante la realidad en que vive, que tiene como desafío enderezar los caminos torcidos de  los poderosos; que silencian y manipulan a cada generaciones, alienándolos para hacerlos ser objetos que se ajustan a los intereses de los que retuercen  el principio de que la educación libera al hombre para ir en búsqueda del bien de todos, para servir a los más necesitado. Al considerar el aporte del Estado para atender la demandas de los educadores, el pueblo espera que ahora los trabajadores de este sector  realicen con eficacia y eficiencia su labor,  manifestando a viva voz, ¡VIVA EL DIA DEL TRABAJO¡

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