Próximas elecciones, hacia la unidad o el caos por Cristóbal Pérez-Jerez

Todas las sociedades cambian. Todos los fenómenos sociales tienen la tendencia histórica a mejorar sus relaciones sociales de producción, convivencia y cultura. Guatemala se acerca al inicio de su tercer siglo de historia. El balance de la situación es negativo. Al observar los principales factores que explican el desarrollo, los resultados para Guatemala no son positivos, si se comparan con el resto de países de la región.


¿Qué pasó en la historia? Durante la colonia Guatemala fue uno de los centros académicos y políticos de la región, con la destrucción del imperio por parte de Bonaparte, el vacío político generó la independencia y la construcción de Estados en el nuevo continente. La dirigencia de Guatemala mostró gran inmadurez y no supo construir un discurso de unión nacional. Se le separaron Chiapas, Tabasco, Yucatán y Soconusco, al igual que Comayagua, Sonsonante y León. Del territorio inicial de Guatemala, queda hoy apenas la sexta parte, y aún no toca fondo.


Los grandes retos para Guatemala después de las elecciones

La presión que sufre la administración norteamericana. La presidencia del señor Donald Trump se enfrenta a enormes riesgos. Un déficit fiscal inmanejable, la posibilidad de quiebra del gobierno, la emergencia de contendientes económicos y militares que ponen en riesgo el liderazgo de esa gran nación.

Todo lo cual implica que Trump presionará a los países de la región para que detengan la elevada inmigración hacia Estados Unidos. Incluyendo sanciones económicas, como prohibir importaciones y eliminar la cooperación hacia los gobiernos de la región. Recursos que son fundamentales para la estabilidad económica y social.

La crisis de los acuerdos de apertura comercial más importantes, el Nafta y la Comunidad Europea (con Euro incluído), que van a presionar las economías de la región.

El cambio climático, que por la estructura geográfica de centromérica la hacen particularmente riesgosa. Se espera que el niño traiga este nuevo año, sequías e inundaciones simultáneas.

La crisis financiera y económica internacional que se avecina. En los últimos tres meses los indicadores financieros mundiales, como el Dow Jones han perdido cerca de 3 mil puntos. Provocando temores en toda la economía global.

La emergencia de China como superpotencia económica y de Rusia y China como potencias militares alternativas generan desviaciones hacia la incertidumbre y a confrontación internacional.


¿Qué país queremos?

Entramos al inicio de una contienda electoral que tiene que ser un ejemplo de que tipo de país queremos. Queremos un país económicamente eficiente, basado en proyectos claros de infraestructura económica y social, con millones de pequeños y medianos empresarios que compitan; con salarios altos para que todos los habitantes puedan ser consumidores informados y satisfechos. Queremos una sociedad solidaria, en la que todos tengan acceso a la educación y salud de calidad, queremos un país 95% alfabetizado, sin desnutrición, sin desempleo, con mínima pobreza. Queremos un país protector del medio ambiente y protector de herencia histórica. Queremos, en fin, una sociedad honesta, trabajadora y equitativa. Que nos permita avanzar hacia un futuro regional y mundial cada vez más complicado y riesgoso.


Para lograr ese objetivo tenemos que superar, algunos problemas estratégicos, para construir una sociedad mejor:


¿Construir una economía competitiva, eficiente y con calidad de vida?

Para que una economía funcione, se tiene que generar una cultura de competencia, emprendedurismo y facilidades de acceso a las condiciones de financiamiento e infraestructura que permita que millones de pequeñas y medianas empresas puedan generar bienes y servicios de calidad.


En Guatemala, la redistribución de la tierra con fines empresariales tiene que ser un reto para la sociedad. Las grandes propiedades terratenientes son un obstáculo al mercado y generan pobreza, desnutrición e ingresos exageradamente bajos, que no permiten el acceso a bienes y servicios a todos los habitantes.


Los retos para una economía competitiva son construir una infraestructura que ponga al país en la cima de la red de comunicaciones en Centroamérica. Hay que construir uno o varios trenes subterráneos en el área metropolitana y en otras áreas de oriente y occidente; se tiene que construir el canal seco que comunique el pacífico con el atlántico y se convierta en un enorme canal de transporte de mercancías que compita con el canal de Panamá; se tiene que construir grandes áreas de turismo, organizadas alrededor de bellezas naturales y parques arqueológicos, que sean fuente de turismo y protección de la riqueza natural e histórica, no se puede seguir abandonando a la destrucción y el saqueo a las especies animales y los centros de cultura maya; se tiene que generar fuentes de energía limpia y cero carbono; el país tiene que ser autosuficiente en energía.


Todo lo anterior contra indicadores. La tenencia de la tierra tiene que tener un límite de hectáreas; el PIB per cápita tiene que alcanzar los $12 mil al año; la infraestructura tiene que iniciarse en dos años y terminarse en 6; incorporarse a los proyectos internacionales de protección del medio ambiente; cumplir con alcanzar los objetivos 2030 de la ONU; y fortalecer la cooperación con la Unesco para proteger el patrimonio cultural.


¡Podrán los partidos actuales cumplir estas metas!

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