Juan Callejas - Educación y organizaciones civiles intermedias

En sociedades que persiguen la creación de modelos democráticos, republicanos y constitucionales, normalmente se crean una serie de formas de organización libres y voluntarias, a estas se les denomina como “organizaciones civiles intermedias” y son intermedias porque están entre el individuo, su familia y el Estado.

Son modernamente conocidas como Organizaciones NO Gubernamentales – ONG´s.  Entidades de carácter privado, creadas independientemente de los gobiernos nacionales; grupos de personas que se unen por un bien común. Son organizaciones en donde el ciudadano actúa en forma autónoma en defensa de sus intereses específicos; podríamos entenderla como el espacio dentro del cual un ciudadano se asocia libremente sin interferencia del poder público y político.

Las iglesias, organizaciones benéficas, asociaciones, clubes y otras organizaciones civiles sin fines de lucro forman una parte activa en el voluntariado. La religión es a menudo la primera al cuidado y maestra en la vida de una persona. ¿Quién, sino una iglesia que da cada paso del camino para dar la bienvenida a un niño al mundo, impartiendo principios del bien y del mal, nutriendo de responsabilidad social, solemnizando las relaciones íntimas, dando sentido a la muerte, y perpetuando valores para las siguientes generaciones?

Ha sido pues la iglesia en la historia de la humanidad y en nuestro caso las iglesias de pensamiento cristiano católico y reformado, un actor relevante en la conformación de nuestra cosmovisión, con todos sus ires y venires, pero nunca un actor ajeno a la educación, formación e instrucción de nuestros hijos e hijas. Ya señalamos la forma en que Martin Lutero planteaba el tema educativo y el rol que se debería jugar de parte del Estado y de la iglesia misma.

En lo que toca a las corrientes cristianas del catolicismo, el pensamiento jesuita es quizá uno de los mas volcados vocacionalmente a la educación y lo resumen así: “la educación es uno de los modos más eficaces de corregir la ignorancia y corrupción y ayudar a mejorar el mundo según el lema de la Compañía de Jesús”.

En algún momento, S.E. Mons. Jean-Louis Bruguès, Secretario de la Congregación para la Educación afirmo: “Mis actividades en la Congregación para la Educación Católica, al contrario, me han convencido de que la preocupación educativa se encontraba muy presente en cada uno de los grandes textos, y que el Vaticano II en su conjunto bien podría ser denominado un concilio de la educación. Así, este pequeño texto de Gravissimum educationis, mal construido y redactado con prisas, nos introduce directamente en lo que el Papa Benedicto XVI llama la emergencia educativa.”

Por supuesto, en la evolución del mundo laico y las nuevas ideas de la ilustración, los debates entre la fe y la razón llegaron a ser tan intensos que lograron la sana separación del Estado y la Religión, lo cual también provoco que una fuerte corriente del mundo educativo se definiera como laica, es decir, sin religión oficial, pero siempre manteniendo el espíritu de libertad de culto y libertad de conciencia que han acompañado al ser humano y a la iglesia.

Motiva esta introducción al tema de esta columna, el poner elementos de juicio al porque la iglesia como intermediaria del proceso educativo formativo en los tiempos modernos debe no solo mantener, sino cumplir, retomar y asumir su responsabilidad en darle a los padres de familia las enseñanzas necesarias en la formación del carácter de sus hijos; en inspirar en ellos, en los padres de familia, la asunción correcta de su responsabilidad de tales, como gestores de los hombres y mujeres del mañana y todo esto comprendido como la mas santa y sagrada tarea a cumplir como padres.

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