Juan Callejas - ¿Y nuestros docentes?

Repensar lo humano, fue el planteamiento expuesto en mi articulo anterior. Idea que considero pertinente, no tan solo en el ámbito de lo educativo como contexto, sino en todos los ámbitos de la vida post moderna, puesto que, en mi personal impresión, creo que progresivamente hemos venido abandonando, olvidando o cómodamente poniendo menos atención, a la realidad de nuestro ser. Esa realidad de ser creados humanos y en el marco de la Antropología Cristiana, vernos como imagen y semejanza de Dios, nuestro creador.

En estos tiempos, no solamente estamos expuestos a esa hoy llamada realidad virtual, sino que vemos emerger frente a nosotros la robótica, ya no como una fantasía creada por la imaginación del hombre, sino como una realidad objetiva con la cual interactuamos en nuestro mundo cada vez mas interconectado y comunicado – escéptico persona de esto ultimo, pero seguramente tocare este aspecto mas adelante - , además de ver avances de cafeterías donde nos sirven robots y tiendas de autoservicio sin cajeros, lo mismo que vehículos sin conductores humanos y en fin, vemos el futuro quizá menos humano.

Repensar lo humano en términos de la hermosa tarea de ser docente, maestro, catedrático y, en fin, enseñar; es mas allá de trascendente. Diría que es imposible generar valor detrás de la idea de los docentes, sino retomamos fundamentos esenciales del ser creados humanos y como tales, pensar, vivir y actuar como humanos, de cara a un mundo que pasa del economicismo competitivo al virtualismo de nuestras relaciones, hasta llegar al momento del robotismo que ya no tarda en invadirnos. En cada etapa, hemos dejado y ya con riesgo de perder, parte de lo que creo “es humano”.

Es aun mas alarmante o quizá quiera ponerlo como retador, el ponerse a pensar en términos humanos cuando sometemos estos conceptos a las dos grandes ideas de los objetivos que supone debe perseguir el sistema educativo en la post modernidad. Me refiero al “aprender a aprender” y al “aprender a vivir juntos”, dos grandes pensamientos que si algo tienen es un contenido profundamente humano, puesto que se refieren, al menos así lo entiende un servidor, a los dones naturales innatos del ser humano: pensar, razonar, inferir y crear.

Un paradigma valido en la historia de las consideraciones de la docencia a nivel global es la “vocación”, es decir: “La inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo. La vocación es la inclinación a cualquier estado, carrera o profesión . El termino proviene del latín vocatio y, para los religiosos, es la inspiración con que Dios llama a algún estado. Por eso el concepto también se utiliza como sinónimo de llamamiento o convocación.

A nivel general, la vocación aparece relacionada con los anhelos y con aquello que resulta inspirador para cada sujeto. Se supone que la vocación concuerda con los gustos, los intereses y las aptitudes de la persona. La vocación también es considerada como un proceso que se desarrolla durante toda la vida, ya que se construye de forma permanente. Implica descubrir quién soy, cómo soy y hacia donde quiero ir. Las respuestas a esos interrogantes marcarán la vocación y el camino a seguir por el individuo.” (https://definicion.de/vocacion/)

Es en estas consideraciones que continuare exponiendo algunas ideas sobre lo que es y debería ser el docente en el diseño de un sistema educativo que propenda a crear nuevas generaciones de hombres y mujeres que, siendo felices, contribuyan a la transformación de una mejor nación en Guatemala.

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