César Sagastume - ¡Llegó la época linda del Adviento!

Momento propicio para que nazca en el corazón  de todos, la presencia de Dios nos acreciente la fe, para ser más humanos y nos ilumine para reconstruir Guatemala

Al acercase una vez más el fin de del año 2018, se vuelve a vivir un ambiente especial que nos brida el ultimo equinoccio, que marca el fin de una circunvalación del planeta alrededor del sol, y se vuelve a sentir un ambiente especial que envuelve la parte espiritual y se siente como que nos hace más humanos y se trasluce en una hermandad que quisiéramos que perdurara todo el ciclo para lograr siempre vivir en una convivencia de paz y armonía.

Una  nueva circunvalación del planeta tierra que termina este 31 de diciembre, que marca un calendario más, el 2,018 de la era de crista que sumadas a  los millones de años de existencia de la vía láctea, en donde se ubica el sistema solar, se encuentra el planeta tierra y donde el territorio de Guatemala, brilla con sus fortalezas, sus debilidades, como sus amenazas y oportunidades que supuestamente deben enmendar errores ejercitando una reflexión sobre nuestro comportamiento individual y social que nos señale el camino correcto para la convivencia pacífica.

las flatulencias del ser humano que permiten hacerse  cómplice de la autodestrucción de la especie humana y del planeta.

En esta reflexión obligatoria, nos demanda tomar en cuenta la disponibilidad espiritual de la época para ablandar el sentimiento de los gobernantes que dirigen las naciones para que sirvan a los más desprotegidos, combatiendo la pobreza y la pobreza extrema de miles de guatemaltecos que añoran un punto de apoyo que suministren a los grupos marginados y excluido, una oportunidades de trabajo para mejorar la economía familiar y poder mejorar las condiciones de vida de cada ciudadano.

El adviento que marca nuevamente el nacimiento de Jesucristo, como Dios hijo,en la tierra, haciéndose hombre para dejarnos las enseñanzas sagradas que cada fin de años las recordamos, las revisamos y nos obliga a reflexionarlas, pero nunca, las aprendemos para mejorar el comportamiento humano.  Una vez más nos demandan destruir esas lacras sociales que marcan esa dicotomía de poderosos y explotados, dominantes y dominados  y silenciados, en donde se marca los espacios de gobernantes y gobernados que el poder y la riqueza les permiten hacerse cómplice de la autodestrucción de la especie humana la patria y del planeta.

En estas ultima semanas que vamos a vivir del 2018, y que en cada vela que encendamos en la tradicional corona de adviento, las escrituras sagradas que nos marcan las cuatro semanas, es momento propicio de repetir el ejercicio de la convivencia de paz como suele suceder, cuando los gobernantes y gobernados se doblegan ante la divinidad del nacimiento del hijo del padre y que perdura tan poco, convirtiéndola en una época tan efímera, en donde todo es amor y  paz en que la tranquilidad vuelve a sentirse en celebraciones familiares sociales, y el comercio hace beneficio de sus dividendos, en donde todos dan manifestación de alegría para brindar un saludo pero tan luego pasa la época, se vuelve a la vivencia de envidia, egoísmo y se asoman nuevamente los virus del mal.

En esta época, el ambiente obliga a sentir el nacimiento de Jesús en nuestro corazón y nos llena de esperanza para comenzar otro ciclo de ilusiones en donde se respire la armonía y el amor; pero, terminado este periodo, lleno de fervor divino, vuelve otra vez asomarse la violencia, la pobreza la explotación la corrupción y todos los males sociales que agobian a la humanidad. Sin embargo, se debe insistir que este es el momento de terminar con este círculo vicioso del mal, y tengamos como reto convertirlo en el círculo virtuosos del bien y del amor por la eternidad.

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