Otra vez en el mismo punto por Luis Javier Crisóstomo

Hace un año estábamos en el mismo punto del tiempo que ahora.  El tiempo transcurre y permite que ocurran hechos, cambios, estancamientos y muertes.  Para algunos queda mucho, para otros se está agotando. Pero estamos dispuestos hasta el final. Hay que reconocer que para las generaciones adultas muchas acciones y pretenciones ya cuentan con poco tiempo y por nada se puede detener o alargarse. Ver hacia atrás, han quedado los esfuerzos, los éxitos, los fracasos, las alegrías, las experiencias y los efectos de las decisiones personales y colectivas. Este es el tiempo de posible arrepentimiento de quienes fortalecieron la corrupción y la impunidad.  Qué lástima, los hechos que detuvieron las transformaciones sociales necesarias a las que aspira nuestro país. Muchos guatemaltecos trabajaron por alcanzar lo mejor para las nuevas generaciones, pero parece que el tiempo allí se ha detenido, lo que hacemos de manera negativa abunda y permanece para vergüenza de todos. No más hijos corruptos de la patria.

El tiempo sigue su curso, pero algo habrá cambiado. Este cambio, puede ser un grupo de ciudadanos que está reflexionando qué hacer en las próximas elecciones generales, puede ser un grupito de jóvenes que aspira asumir con seriedad el quehacer de los derechos ciudadanos y políticos para un futuro que les proporcione educación gratuita de calidad y con pertinencia cultural en todos los niveles. Otros jóvenes tratarán de identificar las bondades de la política e integrarse a los movimientos que desean una patria con justicia, paz y desarrollo.

El tiempo sigue su curso y siempre está allí para la ejecución de nuestras acciones y preocupaciones del futuro. Como ciudadanos acostumbrados a vivir en silencio, acostumbrados a sufrir los efectos de la corrupción y la impunidad, acostumbrados a vivir escuchando cuentos acerca del Estado que en muchas partes no está presente. Además, seguimos facilitando hechos políticos y económicos para pocos.

Estamos otra vez en el mismo punto del tiempo. Se evalúan las acciones realizadas, vienen al recuerdo los seres queridos que se han ido, los que están y los que aparecieron durante este año que se va.  Las familias también aparecen, se desarrollan, envejecen y van desapareciendo muchas.  Este es buen tiempo para tener presente a las abuelitas y abuelitos que aún viven, es justo un saludo para las madres y padres que viven junto a nosotros. Este es el tiempo en que hay que agradecerles por la vida.

En el tiempo que viene, todos debemos de hacer un esfuerzo de combinar alegría de vivir, una buena dosis de afecto en todas las acciones cotidianas, responsabilidad en el ejercicio de nuestros derechos y deberes ciudadanos, ojos y pensamiento crítico y constructivo por seguir de cerca las acciones de funcionarios y empleados públicos en el marco de la transparencia en el uso de recursos públicos.  Tenemos que erradicar de la familia el maltrato, el uso de palabras que hieren el corazón de otros y hacer a un lado las actitudes que excluyen. 

Construyamos un gran país con acciones sencillas,  con la práctica del respeto, la democracia y la justicia en la familia, en las organizaciones e instituciones. Servir para alcanzar el bien común, aportar desinteresadamente para el bienestar y alegría de muchos, no provocar más lágrimas para alguien que sufre. Aprendamos en la familia a dar amor, agradecimiento y admiración por la vida. El futuro del país, necesita de personas que respeten y aprecien la vida de todos. No más violencia que borre la confianza entre seres humanos. Necesitamos vivir el tiempo en paz.

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