Luis Javier Crisóstomo - No es solo el traje

Como guatemaltecos, estamos frente a un período donde los candidatos a puestos de elección popular que participarán en la próximas elecciones del 2019, asumen distintas actitudes, discursos, viajan al interior del país, besan las manos de una anciana o de un anciano, tratan de demostrar algún afecto a niñas y niños. Cada candidato hace cualquier acto para promocionar su imagen. Muchos de ellos no se atreven a viajar por tierra para conocer un poco más de cerca el estado de las carreteras, la cruda realidad en que se encuentran los cultivos de los pobres que no reciben apoyo de nadie, el estado en que están los edificios públicos particularmente escuelas y centros de salud.  Si viajaran por tierra se darían cuenta del costo y calidad de obras que aparecen en los caminos donde los letreros presentan costos, el material de que están construidas y las dimensiones.

En cuanto al uso del traje de pueblos originarios que acostumbran lucir los candidatos por unos minutos en presentaciones públicas, se puede apreciar de distintas maneras. Si la idea es quedar bien con la gente para captar uno que otro voto, entonces es un acto de hipocresía y de folclor.  Por otra parte, la población adulta que ha votado muchas veces tiene en el recuerdo tantos ofrecimientos que cada cuatro años dicen los candidatos y que nada ha sido cierto. Ellos saben que los candidatos por más que se vistan con trajes de pueblos originarios no se molestan a tener en cuenta a esta población como parte de sus actos de gobierno en caso que llegaran al poder. Lo común en los comentarios es que el uso momentáneo del traje de comunidades mayas no refleja el conjunto ideológico y el pasado del candidato.

Más allá del uso del traje aludido, es obligación de los partidos políticos y de sus respectivos candidatos abordar con seriedad el tema relacionado con el reconocimiento pleno de los pueblos originarios en los poderes del Estado de Guatemala para darle una de las respuestas concretas a la democracia, la justicia, la gobernabilidad y el esfuerzo por construir un país plural donde las condiciones políticas sean las que posibiliten accesar a mejores niveles de bienestar para todos.  Cada partido político y sus respectivos candidatos deben tener presente el impacto negativo de los servicios públicos con enfoque monocultural en los indicadores de pobreza, desnutrición y analfabetismo en la población de pueblos originarios. La educación escolar ha sido responsable de desplazar el uso y mantenimiento de los idiomas mayas, xinka y garífuna, de causar problemas en la autoestima de la niñez y juventud porque no hay un verdadero esfuerzo en concretar la educación intercultural en todos los niveles educativos.  En salud pública se han anunciado ciertas acciones para atender algunos componentes de salud de pueblos originarios que a la fecha no se han concretado en acciones específicas a nivel de comunidades locales, pero sí ya se sienten los efectos de la insistencia en el rechazo y desconocimiento de los servicios y presencia de actores de salud desde la visión y práctica de pueblos originarios. 

Ahora, se cuenta con un centro de salud en cada municipio, pero ya están escaseando los conocedores tradicionales que antes atendían necesidades de prevención de la salud desde la cultura maya, xinka y garífuna.  Esta crisis ha sido provocada por servicios públicos que niegan los procedimientos de atención de la salud desde las culturas de pueblos originarios y a cambio no ofrecen atención médica con pertinencia y cobertura total. La democracia con pluralidad étnica es necesaria.

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