Hacia un Estado promoviendo el desarrollo humano (parte IV) por Werner R. González

"La verdadera riqueza de una nación, está en su gente”

La construcción de la democracia en las sociedades modernas demanda un Estado fuerte; y aunque no necesariamente grande, si con niveles de sensibilidad social orientados a valores cívicos, morales y espirituales sostenidos en el tiempo intra e inter generacionalmente. En este sentido, los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- 2030, se traducen en la ruta para que los Estados faciliten «por la vía de emprendimientos y políticas públicas» el fortalecimiento social para reforzar la relación Estado-sociedad hacia el desarrollo humano. A diferencia de la visión tradicional del desarrollo -que se centra en el crecimiento económico-, el desarrollo humano tiene como propósito ampliar las capacidades de las personas de manera integral y brindar las libertades para que las valoraciones de futuro sean alcanzables; para ello, el Estado debe propiciar las condiciones base para el desarrollo: educación universal y de calidad, agricultura familiar de consumo excedentario local, salud preventiva transicional para mujeres, primera infancia y niñez en edad escolar. Sin descuidar el servicio social a las personas de la tercera edad, incluyendo a la proporción poblacional con niveles graduales de disfuncionalidad (auditiva, visual, cognitiva, etcétera) y discapacidad física corporal.

Actualmente, Guatemala experimenta el bono demográfico iniciado en 2015, una característica social (nacimientos, defunciones y fecundidad) que en el tiempo proyecta un cambio transicional de la pirámide poblacional (la estructura por edades piramidal adquiere la forma de un barril). Esto es, se alcanza el bono demográfico cuando el porcentaje de la población económicamente activa -PEA- es mayor que los grupos dependientes (edades menores de 14 y mayores de 65 años). A decir de expertos, el bono demográfico en Guatemala tendrá un ciclo de duración de 30 a 40 años © OIJ/NACIONES UNIDAS, CEPAL 2012: “Juventud y Bono Demográfico en Iberoamérica”,  Impreso por CEPAL, Naciones Unidas. En el documento se hace referencia que aunque en fases distintas, todos los países iberoamericanos se encuentran actualmente en el período del bono demográfico. Al interior de Latinoamérica, a su vez, se espera que el bono termine alrededor del primer cuarto del siglo en países como Cuba y Chile. Mientras que en Brasil y Costa Rica se  tiene la perspectiva que la finalización del bono demográfico sea alrededor del año 2040. Y próximo al año 2050 en Ecuador y Perú;  y más allá, alrededor del año 2060 en países como Bolivia y Guatemala cuando la estructura poblacional sea de nuevo proporcionalmente piramidal.

Para el caso de Guatemala, la combinación de una fuerza de trabajo amplia y joven potencialmente apta  para el empleo; y por otro lado «en la medida que se profundice el bono demográfico» un contingente de personas dependientes relativamente pequeño constituye una situación altamente favorable para el crecimiento económico, como lo demuestra la historia reciente de los países del sudeste asiático. “El aumento en la productividad observado en ellos se debió en gran medida a las fuertes inversiones en la educación de los jóvenes durante el período del bono demográfico (UNFPA, 1998; Mason, 2002). De ello, la importancia del título: “Hacia un Estado promoviendo el Desarrollo Humano”. Donde la educación y la formación en servicio deberían ser; o continuar siendo, el giro transversal para el desarrollo socioeconómico en el tiempo. Desde luego, en los plazos cercanos debe consolidarse la parte macroeconómica con enfoque estratégico que permita el derrame (Spillover) de los beneficios hacia la microeconomía para favorecer el Desarrollo Economía Local -DEL-. Es en este punto justamente donde el bono demográfico, bien aprovechado, podrá aumentar la producción global; y por tanto, consolidar la permanencia en el país de la fuerza laboral productiva.

En este espacio #Crisol Literario dedicado al análisis de estructura económica, social y política se tiene consideración que este tipo de enfoques de Desarrollo Humano sería factible trabajarlo con éxito productivo a nivel de Estado si las organizaciones hicieran descansar en su filosofía de trabajo la subsidiariedad, solidaridad e igualdad, principios esenciales del Humanismo Democrático justificados en la Constitución Política de Guatemala -CPRG-.  En este sentido, la discusión en torno al Estado tiene que ser profunda y seria, alejada de dogmas, mitos y simplificaciones, no podemos reducir el Estado a una ecuación matemática ya que la compleja realidad del país requiere de una matriz multifactorial que no admite para su análisis dicotomías obsoletas o encajonamientos teóricos. Por ejemplo, en el análisis factorial, el enfoque “economicista” podría aparecer como una superficialidad puesto que la  gran debilidad del neoliberalismo en relación al Estado es que solo tiene una respuesta económica y evade el aspecto político y social, mientras que la economía social de mercado -ESM- es más ecuánime y equilibrada. Continuará.

Ignacio EspañaComentario