Vida saludable; una tarea diaria por Julio Hernández Estrada

¿Quién no quiere vivir saludablemente? Una respuesta lógica, ¡Todos! ¿Qué hay que hacer? Vivir una vida saludable, requiere, primeramente, poner prioridades en la vida. Luego, realizar tareas cotidianas, saludables. En la práctica, es difícil realizar cada día, rutinas saludables. Todos fallan; unos mucho, otros, poco. La sumatoria de los días, de prácticas saludables, dan al final, una vida saludable. Como el Kaisen japonés, práctica cotidiana, de realizar pequeñas tareas, infinitesimales, diminutas, que, sumadas en el tiempo, permiten cambios cuantitativos. Todo cansa en la vida, aún realizar prácticas saludables diariamente. Cuando ya no se pueden hacer, o bien, rehúsa la persona a realizarlas; la vida se apaga lenta o violentamente.

Reza el refrán; “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.  Buda recomendaba caminar por el camino medio, sin ir a los extremos. Pero para transitar por el camino medio, hay que conocer los extremos, para saber que se va por el buen camino. En los caminos de la salud, evitando la enfermedad, hay gente que hace lo imposible para enfermar, y también, quien lo hace para evitar las enfermedades y enferma de tanto evitar. Michael de La Montaigne en 1500, en Francia, en la Borgoña, alentaba a todos a no hacer caso a los médicos, porque enfermaban con sus diagnósticos, recetas y tratamientos, y casi siempre, mataban al enfermo.

Una amiga, médico estadounidense, me decía; Julio, debes utilizar tu sentido común, y decidir tú. No dejes que el médico decida por ti. Es tu cuerpo, tu eres responsable de él. Cuando uno tiene seguro médico, se abusa de él. Dicen los médicos, no se preocupe, opérese, el seguro paga. A veces, son operaciones que no se necesitan y finalmente, tampoco paga el seguro, porque en letra pequeña dice que esas operaciones no las cubre, o bien, no del todo. Termina el paciente pagando operaciones que no requería.

Mantenerse sano, y vivir una vida saludable, sino larga, al menos feliz, requiere vigilar todas las actividades de vida, y estar atento a quebrantos de salud, que deben tratarse, para recuperar la salud. Sin embargo, a pesar de los pesares, el tiempo acelera el envejecimiento, o al menos, lo encamina hacia etapas de vejez, que puede ser llevaderas o frustrantes. Valerse por sí mismo, es el mejor síntoma de una vejez feliz.

La situación económica de los jubilados, en general, no es satisfactoria. ¿A quién recurrir para curarse? Si se tiene seguro médico, a los sanatorios asignados. Si no, a hospitales públicos, que todos ven con desdén, pero no es el caso siempre. Existen opciones, como patronatos, ligas y clínicas semi privadas o semi públicas que se financian con donaciones internacionales; Clínica de Oftalmología, Liga del Corazón, Patronato del Diabético, Patronato para pacientes con artritis, etc.

Enfermarse, se puede evitar. Envejecer, no. Un tratamiento adecuado, se puede escoger. Ser oportuno en la curación y prevención, es opcional. Dejarse morir, aunque aparentemente no sea la intención, es el destino de la mayoría. Claudicar, es un final posible, Vivir una larga vida, es un ideal. Vivir la vida plenamente, es una opción que pocos alcanzan.

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