...dicen que murió de frío, yo sé que murió de amor... por Daniel Matul Morales

Siendo muy joven, probablemente entre los trece y catorce años de edad, cuando cursaba estudios de segunda enseñanza en la Habana, José Martí, empezaba a cultivar las venturosas  ideas por la independencia de Cuba. En muy poco tiempo alcanzó lucidez y creatividad para organizar la confrontación anticolonial definitiva con España. Tanta fecundidad le valió la cárcel y el exilio. A los diecisiete años fue penado con seis años de prisión, luego confinado a la isla de Pinos y finalmente deportado a España.

El destierro le llevo a París y Nueva York. Cuando se asienta en México en 1875, por su afición al ajedrez frecuentaba la casa del abogado Francisco de Zayas-Bazán y Varona, donde conoce a su tercera hija: Carmen, con quien emprende fecundo noviazgo habiéndose comprometido en matrimonio. Dos años después se traslada a Guatemala cuyo clima político vivía la revolución liberal y acogía a varios exiliados cubanos. Aquí, se incorpora a la docencia como catedrático de literatura e historia de la filosofía en la Escuela Normal Central para Varones. Entabla amistad con el general Miguel García Granados, líder liberal y ex presidente de la república, conociendo a su hija María García Granados y Saborío, artista talentosa. Entre ambos surgen impetuosos sentimientos afectivos que, José Martí, no podía corresponder por su promesa matrimonial en México.

A finales de 1877, el apóstol y mártir de la independencia de cuba regresa a México para cumplir su juramento matrimonial, volviendo a Guatemala, meses después, ya casado. Entonces el desasosiego de la joven Maria se tornó insostenible. Oralmente se relata que a fin de restablecerla, una prima le invitó a nadar. No obstante afectada de las vías respiratorias acepto la ronda entrando en agravamiento, y el 10 de mayo de 1878 María García Granados y Saborío, expiraba llevándose en el corazón al pensador, escritor, periodista, filósofo y poeta cubano José Martí, quien el 19 de mayo de 1895, caía en combate frente a las fuerzas españolas en Palma Soriano provincia de Santiago de Cuba.

Antes de su deceso, José Martí, en 1890, escribió el poemario “Versos Sencillos”. De los 46 poemas, uno es dedicado a María García Granados y Saborío, bajo el título “La Niña de Guatemala”. He aquí su contenido:

LA NIÑA DE GUATEMALA

Quiero, a la sombra de un ala,

contar este cuento en flor:

la niña de Guatemala,

la que se murió de amor.


Eran de lirios los ramos;

y las orlas de reseda

y de jazmín; la enterramos

en una caja de seda…


Ella dio al desmemoriado

una almohadilla de olor;

él volvió, volvió casado;

ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas

obispos y embajadores;

detrás iba el pueblo en tandas,

todo cargado de flores…


Ella, por volverlo a ver,

salió a verlo al mirador;

él volvió con su mujer,

ella se murió de amor.


Como de bronce candente,

al beso de despedida,

era su frente —¡la frente

que más he amado en mi vida!…


Se entró de tarde en el río,

la sacó muerta el doctor;

dicen que murió de frío,

yo sé que murió de amor.


Allí, en la bóveda helada,

la pusieron en dos bancos:

besé su mano afilada,

besé sus zapatos blancos.


Callado, al oscurecer,

me llamó el enterrador;

nunca más he vuelto a ver

a la que murió de amor.

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Imagen de María García Granados y Saborío. Tomada de Pinterest (313) Google.